Tras desarrollar sus labores en tecnificación y coordinación futbolística en cuatro países diferentes, Inglaterra, China, Irlanda y España, Fernando Iturbe comenzó una nueva etapa asumiendo el cargo de Coordinador de Equipos Internos y Metodología al frente de la S.D. Eibar, además de encargarse de la dirección del fútbol base del mismo equipo. Asimismo, sus ambiciones no le han impedido emprender un nuevo reto como docente del Curso Básico de Entrenador Federativo de la Real Federación de Fútbol de Madrid en colaboración con la Universidad Rey Juan Carlos y el Instituto del Deporte Español. Dicho curso se imparte en las instalaciones de IDE, donde concedió una entrevista.
Pregunta: ¿Siente como contextos iguales el proceso de entrenamiento y de competición? ¿Por qué?
Respuesta: La tendencia actual nos dice que así debiera ser. Sin embargo, considero que hay factores particulares inherentes que hay que tener en cuenta. Entiendo el proceso de entrenamiento como un contexto de alto contenido estratégico, es decir: me preparo, trato de visualizar lo que se va a dar en el juego, ya sea una corrección que quiero dar con respecto al ámbito de competición posterior y entiendo el proceso de competición como un contexto en el que tiene un alto contenido un factor táctico, se presentan problemas que no se han preestablecidos antes y que tanto el entrenador, como los jugadores deben de dar soluciones al juego. Unido a esto el factor estratégico y el táctico, tenemos el factor incertidumbre, es decir, los contextos diferenciados que se van a dar en competición. El nivel cognitivo de los jugadores no va a ser el mismo, en entrenamiento como en competición, por lo que no estamos hablando del mismo proceso.
P: Habitualmente las direcciones de categorías inferiores imponen modelos de juego comunes focalizando fundamentalmente en los comportamientos colectivos prefijados. ¿Qué importancia tiene para dicho modelo la capacidad inherente de cada jugador?
R: Me gustaría responderte a esta pregunta desde el ámbito del director metodológico, que es el contexto que he llevado a cabo en mi última experiencia. En primer lugar, nosotros como directores metodológicos, debemos saber reconocer la estructura en la que nos hallamos, debemos llevar a cabo lo que denomino “el principio de coherencia contextualizada”, entender si nos encontramos en un club donde la cúspide de la pirámide. El primer equipo marca la tendencia a llevar a cabo por todos los equipos base de la estructura o no. Si es así, llevaremos a cabo un modelo, si no es así, llevaremos a cabo lo que denomino un estilo y no es lo mismo. Un modelo para mí, es un patrón de juego cerrado, por el cual existe poca capacidad de reflexión en cuanto a ello. Se dan unos patrones dados que pueden ser automatizados o no, pero hay una idea clara. Ese modelo solo puede darse en contextos favorables en cuanto a técnica de sus jugadores, en los que hemos seleccionado a jugadores de lo mejor que se puede llegar a seleccionar. En contextos en los que no, me gusta hablar de estilos, un estilo para mí, es un patrón mucho más abierto, es un patrón por el cual se puede establecer matices por etapa y todo ello nos llevará el estilo de juego es el resultado de años de consolidación de un modelo.
P: ¿Hay permeabilidad para adaptar los objetivos a las competencias de cada equipo?
R: Existe poca permeabilidad, los directores metodológicos de las estructuras de fútbol base tendríamos que entender que cada equipo es un ente individual y tratar de comprender el nivel técnico y táctico de los jugadores que tenemos, para consensuar con los técnicos lo que vamos a llevar a cabo, ya sea un modelo, un estilo, un patrón más cerrado o más abierto, pero siempre teniendo en cuenta el principio de individualidad de cada jugador.
P: ¿En qué pilares se sustenta su sensibilidad hacia la contratación de entrenadores?
R: La contratación de entrenadores se debiera sustentar en lo que denomino la pirámide de adaptabilidad y sensibilización de los técnicos. Es una pirámide que consta de seis pirales básicos, en los cuales se trabaja de diferente manera o cada entrenador tiene una diferente sensibilización o un mayor enfoque en cuanto a diferentes apartados. Esos seis pilares serían: la iniciación a la disciplina deportiva, el perfeccionamiento, el desarrollo, la adaptación, el rendimiento formativo y el alto rendimiento.
P: Asumiendo que fomenta la progresión en fase ofensiva, ¿cree que un inicio de juego generando contextos de riesgo y de atracción rival proporciona ventajas significativas en la fase de finalización?
R: Indudablemente, considero que en el fútbol entendemos las situaciones de riesgo como en contextos que nos sitúan cercanos a nuestra portería, sin llegar a comprender que el rival también puede llegar a asumir riesgos ejerciendo una presión alta, con un inicio de juego, esto genera muchas oportunidades en profundidad ajena.
P: ¿Existe una relación directa entre el entrenamiento del balón parado y su eficacia en el proceso de competición?
R: No existe una relación directa. Recientes estudios en cuanto al fútbol profesional constatan que las acciones a balón parado se trabajan mucho, pero que no existe un alto índice de efectividad en cuanto a ellas. Se debieran trabajan las ofensivas sobre todo en contextos en que los equipos jueguen como local, como así se ha constatado en cuanto a la efectividad en la segunda división española. Las acciones defensivas se debieran trabajar en contextos en los que los equipos vayan a jugar como visitante. Dicho esto, me gustaría llevar a debate lo que es el trabajo de las acciones a balón parado en el fútbol formación. Se debería guardar un día a la semana para que los jugadores tuviesen una introducción en cuanto a ellas, no como tal para sacar una efectividad propia pero si como para tener un mayor bagaje para que cuando esos jugadores lleguen algún día al profesionalismo.