Tanto en el fútbol profesional como en el fútbol base la portería es un puesto de gran responsabilidad y presión. El concepto del portero y su rol táctico en el equipo está cambiando en el fútbol de hoy en día, cada vez es más frecuente ver a porteros con gran destreza en el juego de pies y cada vez se les exige más a la hora de sacar el balón jugado. El portero es el primer jugador en atacar y el último en defender, y esto, sumado a la presión que ya de por sí tiene estar bajo los palos, convierte al guardameta en uno de los jugadores con más responsabilidad y menos margen de error del equipo.
Todas estas características se traducen en una mayor presión para los jugadores que se ponen bajo los palos. Tanto el mejor portero del mundo al máximo nivel, como la niña o niño pequeño que se enfunda por primera vez los guantes, saben lo que supone estar en esa posición y la dificultad del puesto. Hemos tenido el placer de charlar con Aitor Van den Brule, entrenador UEFA Pro y entrenador de porteros de primer nivel, que acaba de sacar su nuevo curso de especialista online, El Portero: un especialista dentro del juego colectivo, y nos ha aportado su visión sobre la presión y la dificultad de la portería.
“Sin duda los porteros en el máximo nivel están sometidos a mucha presión, entendemos que son profesionales pero no por ello dejan de ser personas y hay que ayudarles a gestionar esta presión. Hay herramientas que podemos utilizar como entrenadores para ellos, a cada uno hay que ayudarle en la manera que lo necesite, y hacerles ver que los errores pueden suceder pero que hay que trabajar cada día para mejorar, competir y tratar de ayudar al equipo”.
Como entrenador de porteros Aitor nos habló también sobre esta misma presión en el fútbol base y en la preparación de los más pequeños. Como claves en este aspecto recalcó la normalización y mentalización desde la base para los chicos y chicas que se pongan bajo los palos: “Sobre todo en el fútbol base, el portero tiene la sensación de que es él el que saca el balón de la portería, por lo tanto es muy importante que a nivel emocional y psicológico, desde pequeños, les hagamos entender que eso es algo normal en el portero. Aunque sea el mejor del mundo va a recibir goles, tenemos que tratar de normalizar este tipo de situaciones y que ellos sean capaces de no frustrarse, sino todo lo contrario, ver que eso se puede producir pero que vamos a trabajar desde muy pequeños para que ocurra el menor número de veces”.
Otra característica única de los porteros en relación al resto de futbolistas es su rol en el equipo, un jugador de campo que es suplente sabe que puede jugar y aportar también entrando desde el banquillo en cualquier momento, sin embargo, por lo general el portero si no entra en el 11 inicial, difícilmente juega. Aitor nos ha aportado su visión sobre este aspecto: “Creo que un jugador, y en este caso un portero, nunca debe prepararse para jugar de suplente, nosotros lo que tenemos que tratar es de tenerlos siempre preparados para la competición. Por supuesto el portero es un jugador diferente al resto, los jugadores de campo pueden participar más o incluso durante un partido incorporarse y ayudar al equipo, en el caso del portero suele jugar uno y el otro es el que tiene que entrenar cada día para jugar él, y demostrarle al entrenador que debe participar, y eso también es una competencia. Vivimos en un mundo, no solo en el contexto fútbol sino en general, en el que hay mucha competencia y debemos tratar de cada día ser mejor. En esta profesión, los porteros entienden que todo el mundo quiere jugar y eso genera determinadas situaciones que hay que gestionar en los equipos, pero la mejor manera para asumir y revertir esa situación es entrenar día a día, trabajar, y demostrarle al entrenador que ellos están preparados para competir”.
Esta diferencia en cuanto a presión y nervios del portero respecto al resto de los jugadores puede ser afrontada de maneras diferentes a nivel psicológico por los entrenadores: “Más que establecer diferencias entre los aspectos psicológicos del portero y del resto de jugadores, lo que sí que haría es darle una importancia en el proceso de entrenamiento, creo que el portero debe estar preparado para el error, tiene que ser una persona que normalice que el gol puede suceder, y a partir de ahí cada persona lo va a afrontar de una manera distinta y es el portero el que tiene que normalizar este tipo de situaciones adversas”.
En definitiva la presión en la portería es uno de los aspectos más complejos de tratar y entrenar y depende mucho de cada persona y de su forma de afrontar las dificultades y las diferentes situaciones. Sobre la personalización del trabajo y la normalización de errores hablaba también Aitor al concluir la entrevista: “Los porteros sin duda en el máximo nivel están sometidos a mucha presión,entendemos que son profesionales pero no por ello dejan de ser personas y hay que ayudarles a gestionar esta presión, hay herramientas que podemos utilizar como entrenadores para ellos, a cada uno hay que ayudarle en la manera que lo necesite, y hacerles ver que los errores pueden suceder pero que hay que trabajar cada día para mejorar, competir y tratar de ayudar al equipo”.